Novak Djokovic, a sus 36 años, está atravesando un muy buen nivel tenístico. Recientemente, se consagró campeón del US Open tras vencer en sets corridos a Daniil Medvedev y, además, recuperó la cima del ranking. Sin embargo, para llegar a donde está hoy debió pasar por muchas frustraciones y momentos malos, como en el 2018, cuando Nole había tomado la decisión de abandonar el tenis.
Según lo cuenta Jelena Djokovic, su esposa, cinco años atrás el serbio le comunicó que ya no quería seguir compitiendo en el circuito ATP: “Después de perder ante Benoit Paire en Miami en 2018, quiso renunciar. Reunió a todos los miembros de su equipo y les dijo: ‘¿Saben qué? Ya terminé, lo dejo’. No quería jugar al tenis y ni siquiera quería ver pasar una pelota delante de él. Lloramos y le dijimos que no podía hacerlo, que no era el momento”.
En primera instancia, aunque lo intentaron no pudieron convencerlo, Novak estaba muy firme con su decisión: “Nos fuimos de vacaciones y yo seguí jugando como siempre. Él no quería saber nada al respecto, pero a mí me encanta el tenis y llevó a los niños a la cancha todos los días. Al tercer día llegó Novak. Vio que nos estábamos divirtiendo y que no era un entrenamiento al que estaba acostumbrado desde hacía años. Me preguntó si podía jugar y conseguir una raqueta, pero me negué. Comencé a burlarme de él y le dije que se había rendido. Que nos tocaba a nosotros jugar al tenis. Inmediatamente, Stephan (su hijo) le dijo: Está bien papá. Es tu turno”.
Quizás lo que terminó de conmover al serbio a no abandonar fue el pedido de su hijo, o quizás fue el hecho de que cayó en la realidad de que, a pesar de los momentos malos, ama el tenis. “Después de eso vino cada día a jugar con nosotros. Y el último día nos dijo: ‘Voy a llamar a Marian (Vajda), y le preguntaré si quiere ser mi entrenador de nuevo’”.
