ATP
El gran momento de Nico Jarry
El chileno logró ser profeta en su tierra
Publicado
Hace 2 añosen
Nicolás Jarry está pasando por un gran momento en lo deportivo, coronando todo con un triunfo en Chile, su tierra natal. El santiaguino ganó el segundo título de su carrera y se estacionó en la posición 52° del Ranking ATP. Es así, la mejor raqueta de su país.
El gran momento de Jarry
Uno de los tenistas que más prometía para finales del 2019 era Nicolás Jarry. Había ganado su primer título en Bastad y era Top 40° del mundo. Sin embargo, un doping positivo involuntario y una suspensión de 11 meses cambió todo. Sumado a eso, llegó la pandemia, y lentamente Jarry bajaba en el Ranking y no podía seguir compitiendo a nivel ATP.
En el 2021 fue sumando puntos gracias a wild cards en los torneos sudamericanos, pero sin mayores resultados. Para finales de ese año, Jarry era 162° del mundo. En 2023 volvió a jugar un Grand Slam, y ganó en 1ra ronda de Australia, tras venir de la qualy.
Al comienzo de la gira sudamericana, el tenista se bajó de la qualy de Córdoba para representar a su país por la Davis. Allí, en La Serena, venció al kazajo Búblik en sets corridos y junto a sus compatriotas Tabilo, Garín y Barrios, pudo sellar la victoria chilena.
De vuelta en el circuito, tocó atravesar la qualy de Buenos Aires, el torneo más tradicional de la manga sudamericana. Sin embargo, cayó ante el brasileño Meligeni Alves por 7-6 y 6-4.
Después venía el torneo más importante de la gira, el ATP 500 de Rio. En la qualy tuvo que enfrentarse a dos preclasificados: Ugo Carabelli y Juan Manuel Cerúndolo. Venció a ambos en sets corridos y se metió al Main Draw. En 2018, el chileno había logrado llegar hasta semifinales, siendo eliminado por Schwartzman, el campeón de esa edición.
En 1ra ronda venció al italiano Musetti, 3er preclasificado. El partido fue 6-4 y 6-1, sellando una victoria ante un Top 20 y candidato en Brasil. Después vino el español Pedro Martínez: doble 6-2 y pasaje a cuartos.
Allí debió enfrentarse con otro preclasificado, Seba Báez. 6-3 y 7-6 para Jarry. Semifinales nuevamente del Rio Open, esta vez ante el 2° del mundo, Carlos Alcaraz. Tras ganar el primer set en el tie break y caer 7-5 en el segundo, Nicolás perdió 6-0 y se despidió de Brasil. Quedaba un último tren, Chile.
Jarry no había ganado nunca en Chile. En 2020 no participó por su sanción, en 2021 perdió en primera ronda ante Tiafoe tras recibir una wild card y en 2022 lo mismo ante Monteiro.
Por ser semifinalista de Rio y no poder participar en la qualy, Nicolás recibio una excepción especial e ingresó al cuadro principal de Chile por méritos deportivos por primera vez en su carrera. El primer rival era otro de gran momento, el peruano Varillas. Pero Jarry consiguió el primer triunfo en su tierra, 7-6 y 6-4.
La segunda ronda era ante el 4to preclasificado, Diego Schwartzman. En un partido lleno de polémicas, el chileno hizo uso de su localía y terminó venciendo 6-4, 4-6 y 7-6 al argentino y estiró así su racha positiva.
Los cuartos de final asomaban asequibles, ante el alemán Hanfmann que venía de la qualy. En un encuentro complicado, volvió a ganar Jarry, 3-6, 6-3 y 6-4. Las semifinales ante el español Munar fueron similares: 1-6, 7-6 y 6-1 para volver a una final ATP desde 2019, antes de su sanción.
El rival era Tomás Etcheverry, el joven argentino que venía jugando muy bien en la gira y sorprendió a todos eliminando a varios candidatos. Dos torres se cruzaban en busca del Torneo de Chile.
San Carlos de Apoquindo estallaba de chilenos que vitoreaban el nombre de Jarry. Sin embargo, el primer set se decantó para el argentino en el tie break. Dos rivales muy similares, con saques muy buenos y unas derechas portentosas. El segundo, también fue al tie break, pero esta vez lo ganó el local.
El estadio se caía festejando la remontada de Jarry. El tercer y definitivo set fue 6-2 para el chileno. El torneo se quedaba en casa, repitiendo lo hecho por Garín en 2021 (última vez que un tenista chileno ganó un torneo ATP).
Jarry, después de su gran momento en la gira sudamericana, se convirtió en la mejor raqueta chilena. Y además, entró al Top 60, a las puertas del 50. Una historia de redención para un tenista que merecía volver a estar en las primeras planas.