Novak Djokovic parece haber activado el modo invencible en esta edición de Wimbledon. El serbio, es el favorito al título más allá de no ser el N°1 del mundo y hasta ahora, en lo que va del torneo, demostró que no le pesa para nada ese mote. Tal es así, que cada vez que estuvo bajó presión, salió sin problemas y haciendo lo que mejor sabe: ganar. De hecho, para entender un poco más esto, durante todos los Grand Slam en este 2023 disputó 14 tiebreaks, de los cuales no perdió ninguno.
Es que Djokovic pareciera disfrutar que sus rivales comiencen arriba y tomen confianza. Ahí es cuando despliega su mejor versión y «Primero te quita las piernas y luego te quita el alma«, como supo definir Andy Roddick el juego de Nole.
Pero no es casualidad que a sus 36 años siga siendo tan determinante y hasta invencible, particularmente en los Grand Slam. ¿Por qué? Porque aprendió a jugar bajo presión y hasta con el público en su contra, tal como lo reconoció. «Me encanta ser el rival a batir. Creo que cada tenista quiere estar en la posición en la que todo el mundo quiere ganarte. Es un privilegio. La presión es parte de lo que hacemos. La presión despierta las emociones más bonitas en mí, me inspira a jugar mi mejor tenis», reconoció.
La experiencia le ha dado a Djokovic el arte de jugar BIEN bajo presión, algo que no es del todo común. Así como el Alcaraz, el N°1 del mundo, sufrió en Roland Garros ante el serbio, Davidovich Fokina tampoco fue capaz de lidiar con la presión en un momento clave en este Wimbledon, por poner algunos ejemplos conocidos.
«Es que no quería jugar ese punto. Estaba temblando. Todo el mundo grita y te pones nervioso… Lo voy a decir en un término andaluz: estaba ‘cagao'», comentó el español, quien sacó de abajo en el 8-8 del match tiebreak ante Rune en octavos de final.
La presión del público, otro factor clave en Djokovic
Sin embargo, Djokovic no solo sabe jugar con la presión de ganar, sino que muchas veces lo debe hacer en un entorno que se torna hostil. En reiteradas ocasiones hemos visto a Djokovic haciéndole gestos al público que animan a su rival. Lo que muchos no saben es que eso también es combustible para el máximo ganador de Grand Slam de la historia.
«Me hacen un favor. Cuanto más animen en mi contra, mejor para mí. Despiertan algo en mí que tal vez no quieran ver: un ganador. Como jugador, quieres tener a la mayoría de la multitud de tu lado. Mi deseo no es jugar en un ambiente hostil. Sin embargo, resulta que la multitud apoya a mi oponente en la mayoría de los partidos de mi carrera. Ese es mi destino y está bien, a veces me resulta más difícil aceptarlo, a veces no entiendo las reacciones de la multitud, pero es su derecho«, supo comentar Nole.
Una vez Billie Jean King dijo que la «Presión es un privilegio» , aunque a muchos ese privilegio les termina costando caro. Este no es el caso de Djokovic, quien se ha transformado en un artista a la hora de manejar los momentos más tensos de un partido. Todavía tiene mucho por dar y su forma de entender el deporte lo elevan a un pedestal que pocos podrán alcanzar. Quizás el día de mañana, cuando se retire, su mente, sea objeto de estudio para determinar que era «la mentalidad Djokovic».
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