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Juan Pablo Paz: «Los argentinos tenemos un hambre de ganar que no todos tienen»

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Juan Pablo Paz es un tenista argentino de 25 años que ocupa el puesto 635 en el ranking ATP. Tiene un lugar en el panel de jugadores de la ITF y es el representante de Sudamérica en la comisión que estudia las necesidades del segundo pelotón del circuito profesional de tenis. Hace ya más de un año que está viviendo fuera de Argentina. Actualmente se encuentra compitiendo en Egipto y en esta entrevista nos cuenta su actualidad, su rol en la lucha por lo derechos de los jugadores, su fanatismo por el tenis y mucho más.

Sabemos que estás viviendo en Europa desde hace mucho tiempo, ¿Cómo es ese proceso, se extraña mucho?

Estoy en Europa desde agosto del año pasado, no es la primera vez que estoy por mucho tiempo fuera de mi país, ya me acostumbré. Quizás ahora no lo sienta, pero estoy casi seguro que en el momento que llegue a Buenos Aires me daré cuenta cuánto extrañaba.

Habías empezado muy bien esta temporada, hasta que la pandemia paró todo ¿Cómo pasaste la cuarentena?

Hice una gran pretemporada, me sentía muy bien, nunca arranqué tan bien una temporada. Generalmente me costaron los comienzos de temporada, y este año arranqué fantástico. En 5 torneos gané un título, hice una final, una semi, también campeón en Dobles. Para mí fue una lástima el parate. Hice la cuarentena en Italia, lejos de casa. No tuve miedo en cuanto al virus, ni por mi salud o la de mi familia. Mis padres fueron muy conscientes, se cuidaron muy bien, de hecho ninguno se enfermó, tampoco la familia de mi novia con quien estaba en Italia. Sentí miedo pensando que iba a pasar respecto al tenis, si se podía jugar de nuevo este año.

Tu regreso después de la pandemia en cuanto a resultados quizás no fue lo mejor ¿Qué pasó?

Me había preparado muy bien, arranqué con mucha confianza, pero tuve la mala suerte de lastimarme justo cuando se reanudaron los torneos. Apenas jugué un torneo y me lesioné. Estuve parado dos meses y volví a jugar ahora. Acá en Sharm el Sheikh (Egipto) está difícil. Es la primera vez que hago una gira en cemento, estas canchas son rapidísimas, durísimo para adaptarme. Pero bueno, estoy metiéndole a full para poder adaptarme.

Egipto parece un mundo aparte en relación a Argentina, ¿Cómo es vivir allá?

Acá en Sharm el Sheikh estoy con una linda banda de argentinos, Mariano Navone, quien es mi compañero de departamento, Andrés Ciurletti y Bauti Otegui, que están en otro departamento. Además en el hotel del torneo están las chicas, Bettina Fulco, Solana Sierra y Jaz Ortenzi. Nosotros estamos en un complejo fuera del hotel, estamos muy cómodos, la pasamos muy bien fuera de la cancha, adentro no tanto (risas). Para nosotros es duro jugar acá, no estamos acostumbrados a canchas tan rápidas. Aparte al no quedarnos en el hotel oficial, no podemos entrenar en las canchas del torneo. Recién las podemos usar el día anterior al comienzo del certamen y no es fácil, cuesta mucho adaptarnos. Además el nivel es muy duro, la qualy es una masacre, todos los partidos durísimos y jugás con gente que ya estuvo aquí, acostumbrado a esta velocidad.

Imagino la respuesta pero, ¿Por qué no están en el hotel oficial?

No estamos en el hotel oficial por una cuestión económica, la diferencia es muy grande. Tanto Bauti como yo no estamos en esas condiciones. Con la plata una semana en el hotel, podemos estar 6-7 semanas en el departamento. No nos quedaba otra que buscar otra alternativa. Además tenemos otras comodidades. Acá la comida es muy diferente, con muchos condimentos que no estamos acostumbrados. Acá podemos cocinar nosotros. Cuesta más trabajo, pero vale la pena.

Y con respecto al virus, ¿En qué situación están?

Parece que acá está todo bien. No tengo los datos pero los afectados deben ser muy bajos. La gente anda sin barbijo, todo abierto como si nada hubiese pasado. No se cómo será sin coronavirus, es la primera vez que vengo, pero no se nota nada diferente. La vida es muy diferente a la argentina. Lo que más me molesta, debe ser por falta de costumbre, es estar regateando los precios a todo momento, desde que te subís a un taxi hasta para comprar una manzana. Estuve en otros lados donde también tenés que pelear los precios, pero no es tanto como acá. Te piden un disparate. Así todo, muy tedioso, y como no estaba acostumbrado a eso cuesta mucho. Me pasó con el taxi. Pagué un precio y cuando los chicos me dijeron cuanto me debería haber cobrado me quise matar.

¿Qué rescatás de las cosas de Egipto? ¿Qué traerías de Argentina para acá? ¿Y qué llevarías?

Sin dudas de Buenos Aires me traería el taxímetro, así nos ahorramos un montón de energía en no tener que pelear por la tarifa (risas). No se si será por su religión, pero me llama mucho la atención que los egipcios no se pelean. Hay mucha gente discutiendo, pero nunca llegan a pelearse, no llegan a ese punto de irse a las manos. He visto discusiones muy fuertes, pero nunca pasa más allá de eso, quizás llevaría eso para Argentina.

Metiéndonos en el tenis, constantemente están compitiendo con tenistas de todas partes del mundo, ¿Qué diferencias encontrás?

Hay una diferencia muy grande entre nosotros y los tenistas europeos, ellos siempre andan con entrenador, preparador físico, todo servido. Yo tengo la suerte de contar con el apoyo de un club de San Remo. Los entrenadores, los chicos del club me están una mano grande, me ayudan muchísimo. El preparador físico de club es argentino, Diego Silva, está entre los mejores profes que tuve en mi vida. Un flaco muy bueno, sabe muchísimo. Es de las personas que más me están ayudando. En lo últimos años físicamente sufrí mucho, pero desde que estoy con él se acabaron mis problemas. En Argentina estamos acostumbrados a entrenar muy duro y acá en Europa es más tranquilo, me parece. A  nosotros nos inculcaron entrenar duro, dos horas corriendo de acá para allá todo el tiempo, con pelotas viejas, luchándola a morir. Acá se trabaja menos tiempo, con otra calidad de pelotas.

Y después de estos torneos, ¿Cómo seguirá tu calendario?

En dos semanas me voy para El Cairo. Voy a jugar 3 semanas allá, sobre polvo de ladrillo. No es que los torneos que estoy jugando ahora no me importen, pero acá estoy haciendo más que nada físico para llegar de la mejor forma a El Cairo. En polvo de ladrillo me siento muchísimo más cómodo y soy un jugador mucho más duro. Después no creo que vuelva a Europa, más si tengo en cuenta cómo están las cosas, en especial Italia, que está al rojo vivo. Lo evaluaré en las próximas semanas, las opciones serían seguir jugando, dónde podré jugar o volverme a Argentina.

En tus ratos libres, ¿Sos de mirar tenis?

Me gusta mucho el tenis, lo disfruto, también como para relajar. Ahora con el Master voy a estar a full con Diego. Creo que lo que logró es algo increíble, una locura. Lo conozco desde que éramos chiquito, compartimos varios torneos. Ojala que le vaya muy bien. Tengo muchas ganas de verlo. Diego es uno de los jugadores que sigo y trato de aprender todo lo que hace. Yo que lo conozco desde hace muchos años me daba cuenta que era diferente, lo inteligente que es, como lee los partidos, eso lo tuvo desde siempre. Si una persona demostró que no tiene techo es Diego, ahora que ya está # 8, no me animo a ponerle techo, creo nadie lo sabe.

Estás constantemente en contacto con varios jugadores, ¿Cómo fue el proceso de formar parte del panel de la ITF, ¿Cómo se trabaja?

Un gran orgullo que me hayan elegido para formar parte del panel de la ITF. Estuvimos hablando muchísimo sobre la forma  para volver, los protocolos de seguridad, cómo iban a ser los calendarios. En las últimas reuniones estamos hablando de otros temas, el tema del dinero. Esto no es nuevo, todos sabemos que hay que mejorarlo, pero el tema no es para nada fácil, son muchísimas cosas que tienen que entran en juego, seguramente llevará mucho tiempo. El problema más urgente para arreglar es el tema de los puntos para el ranking. Los puntos que dan los ITF y los Challenger no tienen relación con los puntos que dan los ATP. Como están las cosas ahora, un tenista tarda mucho tiempo en subir de nivel. Se hace muy duro, muy difícil, muy pocos tenistas lo logran. Tenés que tener un año demasiado bueno para lograrlo.

¿Y con la AAT tenés contacto?

Con la AAT también tuve muchos contactos, más en la época de la cuarentena. El tema en la Argentina es mucho más complejo, recién ahora se está abriendo, todavía no sabemos las consecuencias que puede traer la pandemia.Todo es mucho más duro. Hay muchas propuestas, muchas ideas, pero con las condiciones económicas que hay, todo es más difícil.

Por último te queremos consultar que pensás sobre nacionalizarte italiano por ejemplo, por el hecho de tener más posibilidades

Creo que nunca podría jugar representando a otro país, siempre lo dije, mi sueño sigue siendo jugar la Copa Davis. No me imagino nunca representar a otro país que no sea la Argentina. Yo soy muy fan, muy hincha de la Argentina en cualquier deporte, cualquier competición. No me veo representando a otro país. Pero soy consciente que hoy por hoy conviene estar en Europa o en los Estados Unidos donde tenés muchas ventajas, más facilidades para jugar al tenis. Son muchas las desventajas que tenemos los tenistas argentinos o sudamericanos respecto al resto. Son más que entendibles las razones para cambiar de nacionalidad. Nosotros tenemos hacer giras de 2 meses en Europa para sacar el costo del pasaje, y los europeos juegan tiras de 2 semanas. Vienen juegan 2 semanas, vuelven a su casa, entrenan, comen bien. Vienen acá a Sharm el Sheikh, no les gustan el lugar y se van de una, se bajan, se buscan otro torneo. Nosotros estamos obligados a jugar 5-6 semanas te guste o no. La economía de los países europeos no es la misma.

Con todas esas desventajas, son muchos los argentinos que son competitivos, ¿A qué se debe?

Es una característica de los deportistas argentinos, de luchar. Venimos con un hambre que no tienen la gente de acá, no es normal gente con tanta hambre como venimos los argentinos o los sudamericanos. Nosotros venimos acá no nos adaptamos a las condiciones de la cancha, sin embargo corremos hasta la última pelota, acá no encontrás tanto de eso.

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