La checa derrotó a Pavlyuchenkova por 6-1, 6-2, 6-4 y obtuvo su primer Grand Slam en la modalidad de dobles.
Barbora Krejcikova y Anastasia Pavlyuchenkova fueron las protagonistas de la gran final de Roland Garros. Ambas llegaron a la final tras haber pasado duros retos; por ejemplo, la checa derrotó a Sakkari, Svitolina y Gauff, mientras que la rusa hizo lo propio ante Sabalenka, Azarenka y Rybakina. En suma, merecidas finalistas de un torneo con muchas sorpresas.
Como era de esperar, ambas saltaron a la pista muy nerviosas. Quien pudo controlar un poco más esas emociones fue la checa quien, después de perder su saque en el primer turno, enlazó seis juegos consecutivos. Sin embargo, esa tendencia no se iba a mantener en el segundo set. Pavs reaccionó de gran manera y comenzó a sacar de manera más efectivo. Además, comenzó a incomodar el juego de la checa desde la devolución. Esto fue clave pues es así como se hizo de la segunda manga: quebrando el servicio de Krejcikova.
El tercer set fue, por qué no, el más importante de sus carreras hasta el momento. Un factor clave que le jugó en contra a Pavlyuchenkova fue que comenzó a sentir el esfuerzo físico en sus piernas y requirió de asistencia médica. Con mucho más en el tanque, la checa pudo volver a controlar el partido y jugar de muy suelta durante el tramo final del partido. De esta manera, levantó los brazos una vez más y se consagró en París.
Con este triunfo, se convirtió en la primera persona nacida en los 90s en obtener un Grand Slam en las tres modalidades: singles, dobles y dobles mixtos. Además, después de casi 30 años, París vio como una checa se corona en la Philippe Chatrier. En aquella ocasión fue Hana Mandlikova (1978).
Declaraciones post-triunfo:
«Es muy difícil poner en palabras lo que siento. No puedo creer que gané un Grand Slam. Pasé un momento muy duro cuando Jana Novotna (su entrenadora) murió. Pasaba mucho tiempo con ello, recuerdo que sus últimas palabras fueron: «disfruta y trata de ganar un Grand Slam». Sé que en algún lugar me estará mirando y estará muy orgullosa. Ha sido una gran inspiración para mí. La extraño mucho».
«Conocí a Justine Henin y no lo podía creer. Estaba tan sorprendida de que supiese mi nombre. Ella sabe quién soy y es una locura. Es mi ídolo. Recuerdo verla jugar siempre en el televisor de mi casa en República Checa.»
«Esto siempre lo soñé. Gané mi primer Grand Slam en dobles aquí (Roland Garros 2018), luego gané en mixtos. Antes de entrar me dije a mi misma que sería algo muy lindo poder ganar un Grand Slam en cada categoría. Ahora lo logré y no lo puedo creer.»
