Ante un estadio lleno, Facundo Díaz Acosta se coronó por primera vez en un torneo ATP, en su casa y rodeado de su familia y amigos. El argentino derrotó a Nicolás Jarry por 6-3, 6-4, mostrando un nivel superlativo, y se vuelve el primer campeón argentino en cerrar el torneo sin ceder un solo set.
Al contrario que en otras rondas, Díaz Acosta arrancó sin miedo, agresivo y dominando desde el fondo con su drive, que hizo estragos en Jarry, que cometió muchos errores no forzados desde el revés. Así Jarry entró en el dilema de arriesgarse con su revés, o invertirse y arriesgar un ataque por el otro lado.
Tras enfrentar un 0-40 en el primer game, Jarry no pudo mantener su servicio en el 2-1, y cedió un break que lo acabaría dejando 1-4 abajo. A pesar de que estuvo sólido el resto del partido, Díaz Acosta no le dejó ningún espacio para quebrar, y el argentino cerró el parcial con comodidad.
Jarry no pudo recuperarse mentalmente de los nervios, y en el amanecer del segundo set volvió a ceder un quiebre a un Díaz Acosta que nunca bajó la agresividad. Con un estadio que se caía abajo, ambos sufrieron sustos: Díaz Acosta estuvo a dos puntos de recibir un break, mientras que Jarry enfrentó un 15-40 en el tercer game.
Un complicado cierre de partido
Finalmente, llegó el juego definitivo. Díaz Acosta se puso 40-0 con su saque, pero no pudo con los nervios y tras varios errores perdió esos tres puntos de partido. Tampoco podría capitalizar en el cuarto o el quinto, e incluso enfrentó un break point. Sin embargo, la sexta fue la vencida, y con una pelota larga se desató la algarabía en el Court Central Guillermo Vilas.
El abrazo del argentino con sus seres queridos en una esquina de la cancha lo decía todo: Facu era campeón en casa. Pronto llegarían los protocolos, el discurso de Martín Jaite (director del torneo), y un aplauso a Nicolás Jarry que el público local le llevaba debiendo toda la semana. Y por último, el levantamiento del trofeo, el segundo de un argentino en 16 años o de un zurdo en la historia del torneo.
